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Foto del escritorAlejandra Lucia

Sesión 19 de octubre

Hoy día me levanté tranquila. Ayer no tuve un buen día, pero esta mañana me sentía mejor.


Me cambié, me alisté, desayuné y me conecté a la clase.


Primero que nada, hablamos de los aspectos que más resaltábamos del control de lectura.


A mí, personalmente, lo que más me llamó la atención fue que cada niño tiene un ritmo propio para realizar las cosas y explorar el mundo.


A veces, las expectativas de los padres superan las capacidades del niño, y esto les genera bastante presión desde una temprana edad. Se debe respetar que no existe una “regla” o “normalidad” mediante la cual el menor se debe desarrollar. Este proceso es inherente al individuo.


Además, me pareció importante señalar la individualidad de cada persona.


Desde pequeños, se debe prestar importancia al niño en sí. Querer y entenderlo como a un sujeto en su totalidad, una persona con ritmos y necesidades. El bebé es una persona completa desde que viene al mundo, una persona lista para interactuar con el mundo y desenvolverse con libertad.


Después, escuchamos una canción infantil mientras nos concentrábamos en nuestro cuerpo.


Me pareció una dinámica bastante curiosa y divertida. Me parece que sería ideal utilizarla en el aula con niños pequeños, ya que les mejora el ánimo y les permite conectar con su cuerpo.


De ahí, nos dividimos en grupos para realizar el check-in. Este día, me encontraba en un 8/10.


Este fue mi cuadro de observación:


1. Veo: me conecté a tiempo, pese a que el día está gris y hace frío.

2. Siento: me siento cansada.

3. Entiendo: me podría ir a dormir más temprano o despertarme antes para no estar tan cansada al comenzar la clase.


Regresamos a la sesión principal y votamos democráticamente por la canción que utilizaríamos en el reto creativo. Ganó “Soy una taza”, para mi buena suerte.


Luego, Ana María nos compartió un poema llamado “Lo mínimo puede albergar la inmensidad”. En este, el protagonista era un caracol.


Lo que más me llamó del poema fue la frase “lento pero seguro.” Estamos en un mundo donde tenemos que hacer mil cosas a la vez, en el que nuestra atención viaja de una cosa a la otra y nos concentramos en todo menos en el presente.


El caracol, al igual que el niño, vive su vida día a día. Hace lo más que puede con el tiempo que tiene, a su propio ritmo, pese a sus fallas o dificultades.


Dentro de este poema, los maestros son los niños y su enseñanza es el presente. Nos demuestran cómo sumergirnos en cada actividad que realizamos, dando todo de nosotros.


Finalmente, nos despedimos.




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