Soy Alejandra,

Nací un sábado veinticuatro de abril, a eso de las cuatro de la tarde. Está de más decir que el número cuatro se convirtió en un presagio de la suerte. De pequeña, me fascinaban las historias; no existía un segundo en mi día a día en el que no pensaba en vidas entrelazadas y personajes de cuentos. Por ello, no causé mucha conmoción un día cuando abrí las páginas de un libro y me rehusé a cerrarlas. Fui creciendo y, a su vez, descubrí que tenía lo que yo consideraba un súper poder: si me concentraba lo suficiente, podía plasmar en un papel todos los mundos que residían en mi cabeza. Fue así como descubrí mi primera pasión: el arte de la lectura y escritura. 

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Descubrir mi segunda pasión fue igual de sencillo -si no más. Tengo una familia grande, en la que siempre hay un primito o sobrinito que cuidar. Yo siempre ocupaba ese papel con gusto. Así, abrí los ojos una mañana y no podía imaginar una vida en la que no estuviese rodeada de niños. Durante las clases, me imaginaba en el lugar de los profesores: memorizaba las actividades que más me gustaban y modificaba mentalmente aquellas que aborrecía. Supe, con la misma certeza con la que puedo contar los dedos de mi mano, que no podía visualizar una vida diferente. No sería nunca feliz si no dedicaba mi vida a lo que verdaderamente amo. 

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